El 1 de agosto de 2008 me hice del Fluminense.
Acababa de llegar por primera vez a Rio de Janeiro. No sé si ya intuía que esa ciudad se convertiría en un lugar muy importante de mi vida.
Amante del fútbol, no iba a dejar escapar la oportunidad de presenciar un partido en el mítico estadio de Maracaná, como no dejaría escapar la oportunidad de desfilar en el Carnaval carioca algunos meses más tarde.
“¿Quién juega?” “Fluminense-Internacional”. “Lo que sea…”. Así, mi amiga Franciana y yo, nos dirigimos al estadio para ver este partido del campeonato brasileño.
Estadio vacío. Apenas unos irreductibles seguidores de las “torcidas organizadas” detrás de una de las porterías. Pero estamos al otro lado. Solos… Qué sensación tan extraña. Desde nuestra localidad se sentia el gran y apoteósico Maracaná, muerto, falto de vida,
“¿Qué pasa? Yo pensaba que los cariocas llenaban los estadios a cada partido…” . Entre las causas de ese ambiente (pues hay varias: como los precios de las entradas, la violencia y el peligro en el ir y venir), es una la principal: hace pocas semanas el Flu ha perdido en los penaltis, en este mismo estadio, la final de la Copa Libertadores. Después de empatar la final, tras un resultado adverso en Ecuador(3-1), y empezar perdiendo el partido final, no es capaz de superar a un aguerrido LDU de Guayaquil, que se alza con la corona que, sin duda, le correspondía al Tricolor.
Duro golpe. Durísimo. Y yo, que todavía no había desembarcado en Rio en mi evolución Tricolor, lo viví con indiferencia, con cierto desdén, desde mi recién alquilado “flat” en São Paulo. “Qué cretino fuiste”, me diría algunas veces en el futuro…
En fin. En el descanso del partido le digo a Franciana: “Vamos a juntarnos con los de las banderas, esta experiencia, así, es deprimente” Allá nos fuimos. Y pasamos un segundo tiempo de los más divertido, entre aquellos incondicionales seguidores que no pararon de animar y cantar ni un minuto, pese al “frío”, pese a “LDU”, pese a todo…
Maracaná, 1 de agosto de 2008. Ya en plena segunda parte del partido contra Internacional, que por cierto ¡PERDIMOS!, pero qué importa, cuando se tiene grandeza, ganar no es lo más importante. Gracias a Fran, por eternizar ese día con esta foto.
Una historia de amor
Y de allí salí convertido en tricolor. Y de las cenizas de esa final de 2008 se levantó un equipo ganador. Mismo siendo capaz de perder una nueva copa al año siguiente, esta vez la “Sulamericana”, y contra el mismo (ya odioso rival) el LDU; en los años 2010 y 2012 levantó el trofeo del campeonato brasileño. Sucesivamente, algunos campeonatos cariocas y finalmente, hace un par de días(muchos aún festejan), la historia le devuelve lo que es suyo, la Copa Libertadores de América 2023 tiene dueño: FLUMINENSE F.C.
Mi amigo Leandro. TRICOLOR, en mayúsculas. Nos une mucho, casi todo. Si alguien se merece esta gliora, es él. Fluminense tiene el privilegio de tenerlo como seguidor. Y también el Barça.
Orlando, de vecinos a amigos para toda la vida. El Fluminense nos juntó, cuando me llamó para ver un partido en su casa. Ha sabido esperar, tranquilo, la gloria merecida. Un auténtico caballero.
Con Orlando y Bob, el resto no serán tricolores, pero son amigos, que es lo que importa. Esta foto fue tomada tras el partido de octavos de final de esta copa Libertadores, desde la plaza San Salvador, en Laranjeiras, tierra del Fluminense. A mi amigo Anzo, a la derecha, recuerdo que le dije “Este año la ganará el Fluzão”. E hice un pacto con el diablo. Así que, aceptémoslo: este año el Barça tampoco ganará la Champions 🤣.
Maracaná, ahora sí, vio coronarse al Fluzão. Delante, nada más y nada menos que a Boca Juniors, el “todopoderoso” hexacampeón de la competición. Mucho mejor así, contra un grande. Y de rebote hacemos felices a varias personas queridas allá en la Argentina.
Es 2023, han pasado 15 años, y estamos en paz. Y vibro. En mi edificio, al otro lado del charco, han oído celebrar los goles de Cano y Kennedy, que se confunde con un gol de Araujo que le da tres puntos al Barça y que me importan un comino en ese momento.
Estoy lejos. Y estoy cerca. Estoy. Soy Tricoloooooor.
Con mi eterna camisa comprada en aquella época. Feliz, por mí y sobre todo por mis amigos tricolores que se merecen tanto esta Copa. Cuánta alegría nos puede dar el fútbol, que es lo más importante que hay en el mundo, de entre las cosas que no son importantes.
HINO DO FLUMINENSE
Sou Tricolor de coração
Sou do clube tantas vezes campeão
Fascina pela sua disciplina
O Fluminense me domina
Eu tenho amor ao Tricolor
Salve o querido pavilhão
Das três cores que traduzem tradição
A paz, a esperança e o vigor
Unido e forte pelo esporte
Eu sou é Tricolor!
Vence, o Fluminense
Com o verde da esperança
Pois quem espera sempre alcança
Clube que orgulha o Brasil
Retumbante de glórias e vitórias mil
Sou Tricolor de coração
Sou do clube tantas vezes campeão
Fascina pela sua disciplina
O Fluminense me domina
Eu tenho amor ao Tricolor
Salve o querido pavilhão
Das três cores que traduzem tradição
A paz, a esperança e o vigor
Unido e forte pelo esporte
Eu sou é Tricolor!
Vence, o Fluminense
Com o sangue do encarnado
Com amor e com vigor
Faz a torcida querida vibrar com a emoção
Do Tri campeão!
Vence, o Fluminense
Usando a fidalguia
Branco é paz e harmonia
Brilha com o sol da manhã
Com a luz de um refletor
Salve o Tricolor!